viernes, 9 de abril de 2010

Música y educación superior

(Enviado a la Comisión respectiva de la Asamblea Nacional y a los músicos interesados desde la Asociación Ecuatoriana de Canto Coral AECC)

La música en el proyecto de Ley de Educación Superior

Por: César Santos Tejada

Si bien la mención de los conservatorios superiores en el texto de la Constitución fue aparentemente una conquista importante para la música del país, el tratamiento que se le da en el proyecto de Ley de Educación Superior que se debatirá próximamente en la Asamblea Nacional deja dudas y preocupaciones.

Luego de una lectura minuciosa del texto que se pretende aprobar, encontramos que la consideración dada a la profesión artística en general y a la musical específicamente, es decididamente discriminatoria, pues en primer lugar se la categoriza separada de las universidades y escuelas politécnicas y se la coloca junto a los estudios intermedios como son los impartidos por los institutos superiores técnicos, tecnológicos y pedagógicos (Art. 14.- Integrantes del Sistema)

Esto desconoce el largo proceso formativo que debe cumplir un músico, mucho más extenso y especializado que cualquier otra profesión, pues, a más de la formación regular, el músico tiene que aprobar dentro de lo musical, un nivel inicial, uno intermedio (bachillerato) y el post bachillerato o superior, que al momento llega únicamente hasta la tecnología, es decir, debe cursar un mínimo de 8 años de formación especializada para llegar a una titulación inferior a la que se confiere en cualquier universidad con solo 4 años de estudio. Paradógicamente, el proyecto de ley contempla como requisito para ingresar a los conservatorios superiores de música y artes y a la Universidad de las Artes, la presentación simultánea de DOS titulaciones de bachillerato, una especializada y otra general, lo cual no se exige para ninguna otra carrera (Art. 78.-), mientras que ratifica la calidad inferior de los conservatorios cuando  dispone que: “El reconocimiento, la homologación, la revalidación y la inscripción de títulos en música de los conservatorios superiores, serán realizados por la Universidad de las Artes, en coordinación con el Consejo de Educación Superior.” (Art. 123.-), lo que se complementa con este texto: “Solo las universidades y escuelas politécnicas están facultadas para conferir títulos profesionales y grados académicos.” (Art. 122.-)

Esta categorización impide también que los músicos puedan obtener títulos de cuarto nivel, pues en el proyecto se menciona: “Para acceder a la formación de cuarto nivel, se requiere tener título profesional o académico otorgado por una universidad o escuela politécnica, conforme lo establecido en esta ley” (Art. 114.-) que como ya lo anotamos anteriormente, excluye a la segunda categoría de integrantes del sistema; así mismo, en el Art. 117.- se aclara que “…..únicamente las universidades de investigación podrán ofertar títulos de doctorado o PhD”.

Tal disposición pone un límite a la formación artística, la misma que solamente podrá llegar hasta la titulación de tercer nivel. Esto a su vez trae como consecuencia la imposibilidad de los músicos para acceder a los cargos directivos de sus mismos centros educativos superiores, así como tampoco podrán ser parte de los organismos que rigen y asesoran la educación superior, pues para todos ellos es requisito el título de cuarto nivel que no lo pueden ofrecer los conservatorios superiores ni la Universidad de las Artes.

Adicionalmente, el proyecto de ley de Educación Superior provoca confusión en cuanto a las instituciones denominadas conservatorios superiores de música, pues en unos momentos parece referirse a los centros educativos ya existentes -como el Conservatorio Nacional de Música de Quito- (Disposiciones transitorias Décima cuarta y Décima Quinta) mientras que en otro lugar habla de la creación del conservatorio superior. (Disposiciones transitorias, Décima; Vigésima Segunda, etc.)

Da la impresión de que el proyecto de ley por lo menos adolece de una falta de rigurosidad en cuanto al uso de las categorías de los integrantes del sistema, pues en unos lugares se diferencia claramente a universidades y escuelas politécnicas como un solo grupo, separado del otro formado por institutos superiores, técnicos, tecnológicos, pedagógicos y conservatorios superiores de música y artes, como se observa en el Título VI, Capítulos II y III, mientras que en otros apartados se infiere que las disposiciones allí contempladas se aplican a todo el sistema (Ej. Art. 69.- …Los profesores e investigadores de las universidades y escuelas politécnicas públicas son servidores públicos sujetos a un régimen propio que estará contemplado en la Ley del sistema de carrera y escalafón del profesor e investigador…, debiéndose notar que está tratándose el capítulo relativo a Disposiciones Comunes para todo el sistema). También se podría aplicar al respecto el contenido del Art. 29, mismo que debería cubrir a todas las instituciones públicas del sistema y no solamente a las universidades y escuelas politécnicas como allí se especifica.

De igual manera, el tratamiento irregular que se da en el proyecto a la Universidad de las Artes no ofrece claridad respecto a cual es su categorización pues, a pesar de llamarse universidad, en la mayoría de los casos está ubicada conjuntamente con los conservatorios superiores, institutos tecnológicos, etc., lo cual haría pensar que pertenece a esta categoría.

Nuestra aspiración: Estudios universitarios públicos en música

Justificación

La enseñanza formal de la música en Quito tiene una historia que se remonta a los primeros años de la dominación española, cuando los monjes franciscanos Fr. Jodoco Ricke y Pedro Gosseal formaron en el año 1535 el que se llamaría Colegio de San Andrés, donde se instruía a los hijos de españoles y a los descendientes de caciques indígenas en el arado de la tierra, el canto llano y de órgano y el tañido de instrumentos. Posteriormente, en el año 1870 García Moreno funda el Conservatorio Nacional de Música, mismo que fue cerrado luego de siete años debido a problemas presupuestarios para ser reabierto definitivamente por Eloy Alfaro en el año 1900, como dependencia del Ministerio de Educación. Posteriormente, en 1944 fue anexado a la Universidad Central donde permaneció hasta 1970 cuando volvió al Ministerio de Educación hasta el presente.

Esta última ubicación orgánica del Conservatorio ha impedido el reconocimiento de los estudios musicales como profesión, pues a diferencia de las carreras universitarias que gozan de un estatus superior, los estudios musicales se quedan únicamente en un nivel intermedio y en el mejor de los casos de tecnología, más no alcanzan la titulación de tercer nivel que ofrecen las universidades. Esta desventaja es apreciable no solamente en la posibilidad de acceder a empleos mejor remunerados, sino que incide también en una conciencia social generalizada que ubica al músico más como un hábil entretenedor que como un profesional igual a cualquier otro. Esta situación es definitivamente injusta pues, para ser licenciado en una universidad se requiere únicamente aprobar cuatro años de post bachillerato, mientras que para graduarse de músico se requieren cerca de 10 años de estudios adicionales a los de bachillerato, que se los cursa simultáneamente junto a los estudiantes que ingresan a las universidades. Es decir, la formación de un músico implica el estudio de dos carreras simultáneas (la música y el bachillerato) pero la titulación de un músico no alcanza siquiera el estatus de una licenciatura.

Consecuencias de esta situación son las precarias condiciones laborales que tienen los músicos, quienes no pueden ser ubicados en categorías que correspondan a su nivel de preparación y ahora ni siquiera pueden acceder a la cátedra universitaria. Otra consecuencia es la falta de oportunidades para continuar los estudios de especialización, pues tanto las universidades de otros países como las instituciones que ofrecen becas de estudio, exigen como mínimo la titulación de tercer nivel universitario.

Las alternativas

Para hacer frente a esta problemática han surgido varias alternativas que cubren un porcentaje reducido del conflicto:

1.     Por una parte están las universidades privadas, las que intuyeron la necesidad de la juventud ecuatoriana por profesionalizar el arte y últimamente ofertan planes de estudios universitarios en música y afines. Al momento presente existen carreras relacionadas con la música en la Universidad San Francisco, Universidad de los Hemisferios, Universidad Sek y con certeza próximamente se tendrán programas en pedagogía musical en la Puce. Como es lógico suponer, estas instituciones se financian con el pago de aranceles por parte de los estudiantes, cuyas cantidades están fuera del alcance de los sectores sociales económicamente pobres. Así pues, esta es una alternativa dedicada exclusivamente para las clases medias y altas que asisten previamente a los conservatorios privados, pero no para la población mayoritaria que es la que acude a estudiar en el Conservatorio Nacional, lo cual estaría llevándonos a una elitización de la música, pues únicamente quienes pueden pagar el conservatorio y la universidad privada accederán a una titulación musical de nivel superior.

2.     Desde hace varios años se han implementado programas universitarios dentro de la carrera de pedagogía de algunas instituciones educativas, creándose una mención en música como una pseudo especialidad. Estos proyectos ya han logrado titular cientos de licenciados y algunos masters, muchos de los cuales tuvieron que desviar su orientación profesional de instrumentistas, cantantes, compositores, directores, etc., es decir músicos activos, para abrazar la formación como pedagogos,  aunque no tengan la intención de utilizar alguna vez esta información, desperdiciándose importantes cantidades de tiempo, energía y dinero. Además, al tener estos programas la característica de ser  semi presenciales y prácticamente a distancia, no han podido garantizar el nivel académico que se requiere.  De hecho, resulta imposible plantearse siquiera un alto grado académico con una carga horaria máxima de  8 horas al mes, impartidas en dos domingos. Sin embargo, por las facilidades que brindan estos programas en cuanto a tiempo invertido, esfuerzo brindado y costo económico, han logrado captar el mayor porcentaje de estudiantes universitarios que se orientan por la música como profesión. En estos días, solamente en la ciudad de Quito y en una sola universidad existen matriculados y cursando los diferentes niveles más de 400 alumnos, una población estudiantil suficiente para justificar la instalación de una universidad pública enteramente dedicada a la música.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  

3.     Paralelamente, un porcentaje mínimo de estudiantes de música ha conseguido desplazarse hasta otro país para seguir la formación musical superior. Esto lo pueden hacer quienes tienen la solvencia económica suficiente para financiarse la instalación en una ciudad de América, EU y Europa, sustentados por sus propias familias y con un alto riesgo de ser asimilados por esos países o esas culturas de manera permanente, como ha sucedido en no pocas ocasiones.

Como vemos, las opciones que se han presentado hasta el momento están enfocadas desde la universidad privada, significando en todos los casos, un presupuesto importante para el pago de colegiatura, lo cual automáticamente excluye de esta posibilidad a los sectores populares que son quienes se matriculan en el Conservatorio Nacional. Las alternativas más baratas (pero que siguen teniendo algún costo) obligan al estudiante a desviarse de su vocación inicial para emprender estudios de pedagogía con mención en música, una especialidad que muchos nunca aplicarán, consecuentemente, desperdiciando una importante cantidad de recursos y tiempo.

La posibilidad de que el Conservatorio asuma la formación musical superior hasta el cuarto nivel está prácticamente eliminada, pues la Constitución de la República y el proyecto de nueva ley de Educación Superior establecen una diferencia entre lo que son las universidades y escuelas politécnicas, con lo que son los institutos superiores y los conservatorios, entendiéndose que son entidades que funcionan de manera distinta una de otra, por lo tanto no es lógico suponer que los conservatorios extiendan los mismos títulos que las universidades. Adicionalmente tenemos en este momento una intervención del Ministerio de Educación dentro del Conservatorio de Quito, cuyo principal cometido ha sido el detener la gestión que se estaba desarrollando en meses anteriores en procura de lograr una inserción real de la institución dentro del sistema de educación superior propuesto por la Carta Magna.

Así las cosas, la alternativa más viable a corto plazo es la creación de la carrera de música en alguna universidad estatal de las que ya existen, lo que podría significar atraer a toda esa población estudiantil que en número creciente es atrapada por los programas facilistas y de mediocre calidad académica que hemos mencionado, así como brindar la oportunidad a cientos de jóvenes que estudian en los niveles avanzados del Conservatorio Nacional y otros conservatorios públicos del país, para que se decidan a continuar estudiando la música como profesión y no sigan aumentando la estadística asombrosa de deserción estudiantil que por décadas aqueja al Conservatorio.

La propuesta

Lo que nosotros proponemos es la creación de una comisión que gestione ante las autoridades de la Universidad Central del Ecuador y del gobierno nacional si fuera del caso, la creación de la Escuela de Música dentro de la Facultad de Artes ya existente en esta institución, atendiendo a la centenaria tradición que tiene este centro educativo superior.

Estas son las consideraciones que hacen de la Universidad Central del Ecuador, la institución más opcionada para implementar este proyecto:

1.     Es la institución universitaria más antigua del Ecuador, con reconocimiento oficial y prestigio social, auque últimamente ha perdido protagonismo académico debido al aparecimiento de universidades privadas que gestionan la educación superior sin las limitaciones que impone la lucha política interna, obteniendo con ello una mayor eficiencia.

2.     Es una universidad pública, por tanto gratuita hasta el tercer nivel, lo cual permite el acceso de toda la población ecuatoriana, sobre todo los sectores mayoritarios de escasos recursos económicos pero mucho potencial artístico.

3.     Históricamente existe el antecedente de que el Conservatorio ya formó parte de esta universidad, por lo tanto, ésta únicamente significaría una reinserción.

4.     Es la única universidad pública de la capital que considera a las artes como una profesión y que por tanto merece tener una facultad donde se formen y acrediten quienes se dedican a la actividad artística.

5.     Tiene posibilidades de crear programas de posgrado y especialidad que permita la titulación de cuarto nivel.

La modalidad de estudios deberá ser presencial, pudiendo estructurarse también un horario especial para quienes ya estén trabajando. De cualquier manera, la carga horaria de cada estudiante no podrá ser menor que la estipulada por el organismo regulador de la educación superior para el tercer nivel.

El perfil de llegada de los estudiantes será el bachillerato en música como mínimo, sin embargo para facilitar el acceso de quienes tienen capacidades musicales pero no accedieron a la formación regular, deberá considerarse, a más de las pruebas de suficiencia, un curso básico o propedéutico de dos semestres para nivelación.

Personal docente

Afortunadamente, en este momento se cuenta en el país con una gran cantidad de profesionales ecuatorianos que cuentan con titulación universitaria de tercero y cuarto nivel hasta maestría, que tienen la capacidad de aportar al campo educativo superior. Inclusive tenemos un gran número de ellos que han realizado estudios en el exterior lo cual garantiza el equiparamiento del nivel académico en lo internacional.

Así mismo, se cuenta con la presencia de profesionales extranjeros que pueden aportar su conocimiento en las áreas de su especialidad. La implementación de carreras de música en las universidades privadas también está propiciando la llegada de profesores extranjeros que pueden ser aprovechados para diversificar el claustro docente.

Para la planificación y organización técnica de todo lo relacionado a la carrera recomendamos la dirección del Dr. Luis María Gavilanes, quien a más de ser un experto en temas de currículo y programación educativa, es además un excelente músico, muy bien dotado para la composición, interpretación e investigación musical y una persona de intachable honestidad y probada moral. Como una referencia baste mencionar que es el autor del primer proyecto para la creación de una universidad de música en el país, ambicioso planteamiento que no fue entendido en su momento por el organismo que todavía rige la educación superior.

Los alumnos

Los destinatarios de este programa serían los cientos de músicos y estudiantes que al momento se encuentran vinculados a las carreras de pedagogía semi presencial en los programas descritos anteriormente.

Otro grupo importante del target de esta carrera será el formado por los estudiantes del Conservatorio Nacional de Música que han cumplido los estudios de bachillerato y nivel técnico y están por iniciar la tecnología o ingresar a una universidad a estudiar otra carrera, como lamentablemente sucede en la mayoría de casos.

También estarían beneficiados los egresados de los colegios de música e institutos superiores de las provincias cercanas, como el Luis Ulpiano de la Torre de Cotacachi, el Instituto Superior de Pujilí, el Instituto Anda Aguirre de Riobamba, etc.

Un último sector sería el de instrumentistas y directores de las agrupaciones de las municipalidades y FFAA, quienes se verán así favorecidos por  la titulación, una mayor tecnificación y la consiguiente elevación de sus condiciones laborales y sociales.

Proyección

Vistas las crecientes tendencias hacia la obtención de títulos de cuarto y quinto niveles, la Facultad de música tendrá que implementar en el corto plazo, varios programas de postgrado, dedicados al gran número de licenciados en pedagogía musical que ya se han graduado en los últimos años y a los egresados de las carreras de música ya existentes en las universidades privadas.

Así mismo, tendrá la oportunidad de iniciar el trabajo institucionalizado de la investigación musical ecuatoriana, aspiración permanente de este sector artístico que sigue postergada desde hace mucho tiempo.

Quito, noviembre 2009.