jueves, 16 de abril de 2009

Nos escriben: "Para quien lo comparrta"

Es muy triste constatar que desde hace muchas décadas, la corrupción se ha institucionalizado y enquistado en lo más profundo de las entrañas de nuestro pobre país. Muchos no podemos hacer mas que presenciar maniatados el desangre y fallecimiento de todo lo que un día fue una efímera esperanza por un futuro mejor.Lo que ahora sucede con el Conservatorio Nacional de Música de Quito, como lo que ha sucedido con el entonces “Teatro Nacional Sucre” no es más que un ejemplo bochornoso de nuestra sociedad, de nuestro país.Una entidad que debería constituir pieza fundamental en el arte y la cultura de nuestro pueblo, ha sido olvidada y recluida por gobiernos y gobiernos, recluida en la desidia de la ignorancia y lo que es peor, en la desidia premeditada ante los intereses económicos. El arte no es un negocio, al menos para quienes lo llevamos en las venas. Difícilmente podrán comprender los políticos de los gobiernos, atrincherados en una absurda administración burocrática que asfixia al país, cuales son nuestras necesidades. Ni las nuestras, ni las de otros.Cómo permite el gobierno, las instituciones democráticas ecuatorianas y nuestra sociedad, el atropello del cual a sido objeto el Conservatorio de Quito. Cómo es posible que en el siglo XXI se permita que una sola persona quiera monopolizar el manejo de las instituciones musicales a su antojo y de una manera tan arbitraria, antidemocrática y por añadidura, absolutamente fuera de todo lo que tiene que ver con el arte y la ética humana, y esto, ante la mirada impávida o con la complicidad de las autoridades del gobierno.

Compatriotas, amigos artistas y músicos ¿es esté el futuro que queremos para las futuras generaciones y para nuestro país? ¡Es nuestro deber de ecuatorianos si está en nuestras manos, hacer algo para que las cosas cambien y no continúen como están!
Un músico.

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